miércoles

E-Mail...

la verdad es que he recibido un e-mail de un gran amigo, que por casualidad ya no veo hace muchisimo tiempo, Alberto, que me ha encantado y no he resistido a publicarlo...


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"Estoy pensando seriamente en el tema del matrimonio. Creo que en
el fondo somos unos radicales y no reivindicamos derechos para todo
el mundo. Si no leed esto...

Estoy completamente a favor de permitir el matrimonio entre
católicos. Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo.
El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a
muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales
y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran,
por ejemplo, informáticos u homosexuales. Soy consciente de que
muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas
católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden
parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían
esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y
deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de
sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de
torturados, pueden incomodar a algunos. Pero esto, además de ser
más una imagen mediática que una realidad, no es razón para
impedirles el ejercicio del matrimonio.

Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no
es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto
religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas.
También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente
condenados por la iglesia, algunos podrían considerar que permitir
que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios
por "el qué dirán" o por la simple búsqueda de sexo (prohibido
por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la
violencia en el hogar y las familias desestructuradas. Pero hay que
recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familias católicas
y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás,
no debemos juzgar sus motivaciones.

Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería
ser llamado de otra forma, no es más que una forma un tanto ruin
de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso:

Aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y
una familia es una familia. Y con esta alusión a la familia paso a
otro tema candente del que mi opinión, espero, no resulte
demasiado radical: También estoy a favor de permitir que los
católicos adopten hijos. Algunos se escandalizarán ante una
afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con
exclamaciones del tipo de "¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos
niños podrían hacerse católicos!". Veo ese tipo de críticas y
respondo: Si bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha
mayor probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al
contrario que, por ejemplo, ocurre en la informática o la
homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son
personas como los demás. Pese a las opiniones de algunos y a los
indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos
estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el
ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una
influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de
adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su
labor determinar la idoneidad de los padres. En definitiva, y pese a
las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles
también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción.

Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.

De otra forma, no es más que una forma un tanto ruin de desviar
el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso:

Aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y
una familia es una familia. Y con esta alusión a la familia paso a
otro tema candente del que mi opinión, espero, no resulte
demasiado radical: También estoy a favor de permitir que los
católicos adopten hijos. Algunos se escandalizarán ante una
afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con
exclamaciones del tipo de "¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños
podrían hacerse católicos!". Veo ese tipo de críticas y respondo: Si
bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor
probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario
que, por ejemplo, ocurre en la informática o la homosexualidad),
ya he argumentado antes que los católicos son personas como los
demás. Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay
pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor
preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente
religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia
negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción
juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor
determinar la idoneidad de los padres. En definitiva, y pese a las
opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles
también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción.

Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales."


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La verdad es que es muy bueno... gracias, una vez mas, Alberto...

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